
La cultura del siglo XIX está influenciada por los cambios sociales y políticos de una Europa en proceso de modernización. Gracias a la industrialización, las artes escénicas comienzan a circular con rapidez de un punto a otro, desplazando personas y decorados a través de las fronteras y permitiendo unas giras más largas. Desde las escenas románticas con grutas y mazmorras hasta los realismos, costumbrismos y orientalismos, figuras como los escenógrafos Giorgio Busato y Amalio Fernández, la cantante María Malibrán o los actores Matilde Díaz y Julián Romea son algunas de las caras visibles del momento. Muchos de ellos se nutren de los cambios acontecidos durante la Ilustración, un período cultural cuya nueva forma de entender la realidad afecta a todos los cambios del saber, influyendo al de las artes escénicas. Los cambios provocados en la educación y en la formación del ciudadano durante la Ilustración conllevan una modificación en los gustos que acaba por exigir un renovado repertorio teatral. A su vez, el siglo XVIII trae consigo avances en las técnicas de construcción de teatros.